lunes, 20 de agosto de 2012

Capítulo 27

Hello everybody!! Os avisé de que tendríais que sacar los pañuelos para leer este capítulo y así va a ser. Todo en esta historia tiene un porqué, una razón de ser. Es lo único que me gustaría que recordaseis cuando lo leáis. Aunque sé que odiaréis de todas formas :(
Para animarnos, he decidido que dentro de una semana, aproximadamente, organizaré un concurso. Os seguiré informando sobre el tema ;) Goodbye! ^^





Llevaba ya varias horas despierta. Creo que me cambiaron el vendaje al menos una vez antes de despertarme, pero no podía saberlo a ciencia cierta. La sangre no llegaba bien a mis dedos a consecuencia de seguir con los puños cerrados a ambos lados de mi cuerpo. Me obligaba a repetirme que no debía gritar porque recibiría otra dosis de calmantes y no me servía de nada estar dormida. Por el contrario, estar despierta era horroroso. No había comido nada (y añado que la rubia platino tampoco hizo ningún esfuerzo por obligarme a hacerlo). “¿Dónde están?”. La pregunta rebotaba en mi cabeza como el eco en una cueva. Se expandía para encogerse después. La gritaba en mi cabeza o la susurraba al silencio de la habitación. Sus letras y sonidos estaban grabados en mi mente y no se marchaban. Es más, cada vez se hundían más  y más para formar parte de mí misma.
Una hora más tarde, alguien abrió la puerta. Ni siquiera me giré para ver quién era. Simplemente, me daba igual.
- Hola, Sheila. Soy el agente Aston. – Su voz era totalmente desconocida para mí, pero no me sorprendió que supiera mi nombre. Oí sus pisadas acercándose a mi cama. Hubiera deseado que se alejaran, en cambio. - ¿Cómo  te encuentras?
La pregunta sonaba totalmente artificial en sus labios, como una disculpa ensayada. Automáticamente, desconfié de aquel hombre. Abrí los ojos para verle sentado a mi lado, demasiado cerca para mi gusto. Vestía un uniforme de policía. Policía. La pregunta salió de mi boca con toda la fuerza acumulada por el tiempo en espera.
- ¡¿Dónde están?! – le grité. Él retrocedió, supuse que estaría avisado de mi historial con los calmantes. Me daba igual. Aquel hombre debía saberlo y; sin embargo, en vez de contestarme se quedó con las manos en los bolsillos, aparentemente tranquilo. No pude soportarlo más y repetí mi pregunta. - ¿Dónde están?
- ¿A quién te refieres, Sheila?
- Isabel, Karen. – le respondí con impaciencia haciendo que sus nombres se atropellaran entre sí. Tal vez no me hubiera entendido así que los repetí algo más calmada. – Isabel Caballero y Karen Sword.
- ¿Iban contigo en el coche? – Sacó una libreta y un bolígrafo de su bolsillo. Su indiferencia sacó a la luz mi rabia, así que empecé a controlar mi respiración para mantenerme calmada. No debía desaprovechar esa oportunidad. Por mi bien, tenía que ser capaz de tranquilizarme y evitar volver al sueño de los sedantes.
- Sí, junto con otro hombre. ¿Dónde están? – repetí por enésima vez.
- ¿Cómo se llamaba el otro hombre?
- ¡Y a mí qué me importa! Respóndame, por favor. ¡¿Dónde están?! – mi voz se desgarró en el último segundo y aparté la vista del policía. No podría soportar seguir viendo su cara de arrogancia y frialdad mientras yo apenas podía moverme y debía aguantar con un nudo en la garganta y los nervios a flor de piel. – Después le responderé. Le contaré todo lo que sé; pero, por favor, dígame dónde están.
El policía se acercó un poco a mí y bajó el tono de voz hasta casi convertirlo en un susurro. Extrañamente, se volvió más cálida como si estuviera dándome un sabio consejo.
- Esto no funciona así, Sheila. Cuéntame lo que viste y luego yo te contaré lo que sé.
Me mantuve en silencio durante unos segundos, replanteándome su oferta. En realidad, no tenía muchas opciones, si no ninguna. Asentí con la cabeza y cogí aire. Después, empecé a relatarle al agente lo sucedido: el motivo del viaje (sin mencionar a mi padre) y quiénes viajábamos en el coche hasta el choque contra el otro vehículo. No podía describir con palabras mi tortura con las llamas, así que terminé mi historia afirmando haberme despertado en aquel hospital. El policía apuntó mi versión en su libreta y me miró para comprobar si había terminado. Al ver que no iba a añadir nada más, guardó ambos utensilios y me miró por primera vez a los ojos. No vi ni rastro de compasión al decir:
- La señorita Caballero fue encontrada malherida al llegar al lugar de los hechos. Los servicios de asistencia no pudieron hacer nada por ella. El otro ocupante, un hombre de cuarenta años aproximadamente, murió en el acto. Como ve, no hemos encontrado ninguna prueba de que hubiera otro pasajero. ¿Está segura de que había otra persona en el coche?
Asentí levemente, incapaz de pronunciar palabra. Estaba muerta. Muerta. ¡Muerta! ¡MUERTA! Sabía que el agente de policía seguía hablándome, pero yo ya no escuchaba sus palabras ni entendía su significado. Las lágrimas rodaban por mi cara como dos ríos imparables de agua salada. Oí el portazo del hombre al salir y me desahogué por fin. Mi llanto inundó la habitación rompiendo el silencio. Ya estaba. Se había terminado. Ya sabía la verdad. Sin embargo, mi angustia no se iba del todo porque ahora Karen estaba desaparecida. Y todo por mi culpa. Por querer romper las reglas de mi padre, por abandonar la mansión, por participar en el estúpido concurso, por escuchar a la traicionera de Karen y su magnífico plan. Por mi culpa, ahora estaba tumbada en una cama de hospital lamentándome de perder lo poco que me importaba. En el fondo, esperaba a que alguien entrara de nuevo y me diera el esperado calmante, así me sumergiría en el mundo sin dolor. Pero mis ojos seguían abiertos y lloraban mi pérdida. Jamás podría perdonarme lo que había pasado. Jamás.

6 comentarios:

  1. Nooo! Pobre Isabel, esta muerta! Y Karen, ha saber que ha hecho y adonde ha ido!

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    1. Es una verdadera pena sí T_T
      Hoy no podré poner el siguiente porque no tengo tiempo, pero lo publicaré mañana. Un beso Laura

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  2. Bueno, la verdad es que tampoco le había cogido mucho cariño a Isabel... Me disgusto mucho mas la partida de Samanta! Ah, y Karen... donde estará la muy perra?! Y yo soy medico!!! Pero tranquila, forense... Muajajajajajajajaja! Besos:)

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    1. También fue dura la partida de la niñera. Karen está en algún lugar de este planeta... ;) De momenti, espero no tener que necesitar de tus servicios Queen A jaja Besos ^^

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  3. Nonononononononononoooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! POR QUEEE?!!!! POR QUEEEEEEEEEEE?!!!!!!!!!!!!!!!
    ERES CRUEL!! MUY CRUEL... Una chica con laque puede confiar y va y te la cargas... Solo puedes hacer una cosa para que te perdone... que se besen Alan y Sheila!!! Siiiiii Y que se escapen de la mansion, huyan a l bosque y tenga muuuuchos hijos jajaja
    Bueno, en el fondo me alegra que se muera el médico... pero que asco me daba!
    Y Karen... donde se habrámetido?! Me encanta como escribees!!!!ç
    Un besoo!

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    1. Gracias cereza ^^ Tiempo al tiempo, pero te prometo que pasará algo ;) A mí también me daba mucho asco el médico XD
      PD. He terminado mi dibujo para el concurso de tu blog, así que te lo envío enseguida ;) Espero que te guste.
      Un beso

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