Para animarnos, he decidido que dentro de una semana, aproximadamente, organizaré un concurso. Os seguiré informando sobre el tema ;) Goodbye! ^^
Llevaba ya varias horas despierta. Creo que me cambiaron el
vendaje al menos una vez antes de despertarme, pero no podía saberlo a ciencia
cierta. La sangre no llegaba bien a mis dedos a consecuencia de seguir con los
puños cerrados a ambos lados de mi cuerpo. Me obligaba a repetirme que no debía
gritar porque recibiría otra dosis de calmantes y no me servía de nada estar
dormida. Por el contrario, estar despierta era horroroso. No había comido nada
(y añado que la rubia platino tampoco hizo ningún esfuerzo por obligarme a
hacerlo). “¿Dónde están?”. La pregunta rebotaba en mi cabeza como el eco en una
cueva. Se expandía para encogerse después. La gritaba en mi cabeza o la susurraba
al silencio de la habitación. Sus letras y sonidos estaban grabados en mi mente
y no se marchaban. Es más, cada vez se hundían más y más para formar parte de mí
misma.
Una hora más tarde, alguien abrió la puerta. Ni siquiera me
giré para ver quién era. Simplemente, me daba igual.
- Hola, Sheila. Soy el agente Aston. – Su voz era
totalmente desconocida para mí, pero no me sorprendió que supiera mi nombre. Oí
sus pisadas acercándose a mi cama. Hubiera deseado que se alejaran, en cambio.
- ¿Cómo te encuentras?
La pregunta sonaba totalmente artificial en sus labios,
como una disculpa ensayada. Automáticamente, desconfié de aquel hombre. Abrí
los ojos para verle sentado a mi lado, demasiado cerca para mi gusto. Vestía un
uniforme de policía. Policía. La pregunta salió de mi boca con toda la fuerza
acumulada por el tiempo en espera.
- ¡¿Dónde están?! – le grité. Él retrocedió, supuse que
estaría avisado de mi historial con los calmantes. Me daba igual. Aquel hombre
debía saberlo y; sin embargo, en vez de contestarme se quedó con las manos en
los bolsillos, aparentemente tranquilo. No pude soportarlo más y repetí mi
pregunta. - ¿Dónde están?
- ¿A quién te refieres, Sheila?
- Isabel, Karen. – le respondí con impaciencia haciendo que
sus nombres se atropellaran entre sí. Tal vez no me hubiera entendido así que
los repetí algo más calmada. – Isabel Caballero y Karen Sword.
- ¿Iban contigo en el coche? – Sacó una libreta y un
bolígrafo de su bolsillo. Su indiferencia sacó a la luz mi rabia, así que
empecé a controlar mi respiración para mantenerme calmada. No debía
desaprovechar esa oportunidad. Por mi bien, tenía que ser capaz de
tranquilizarme y evitar volver al sueño de los sedantes.
- Sí, junto con otro hombre. ¿Dónde están? – repetí por
enésima vez.
- ¿Cómo se llamaba el otro hombre?
- ¡Y a mí qué me importa! Respóndame, por favor. ¡¿Dónde
están?! – mi voz se desgarró en el último segundo y aparté la vista del
policía. No podría soportar seguir viendo su cara de arrogancia y frialdad
mientras yo apenas podía moverme y debía aguantar con un nudo en la garganta y
los nervios a flor de piel. – Después le responderé. Le contaré todo lo que sé;
pero, por favor, dígame dónde están.
El policía se acercó un poco a mí y bajó el tono de voz
hasta casi convertirlo en un susurro. Extrañamente, se volvió más cálida como
si estuviera dándome un sabio consejo.
- Esto no funciona así, Sheila. Cuéntame lo que viste y
luego yo te contaré lo que sé.
Me mantuve en silencio durante unos segundos,
replanteándome su oferta. En realidad, no tenía muchas opciones, si no ninguna.
Asentí con la cabeza y cogí aire. Después, empecé a relatarle al agente lo
sucedido: el motivo del viaje (sin mencionar a mi padre) y quiénes viajábamos
en el coche hasta el choque contra el otro vehículo. No podía describir con
palabras mi tortura con las llamas, así que terminé mi historia afirmando haberme
despertado en aquel hospital. El policía apuntó mi versión en su libreta y me
miró para comprobar si había terminado. Al ver que no iba a añadir nada más, guardó
ambos utensilios y me miró por primera vez a los ojos. No vi ni rastro de
compasión al decir:
- La señorita Caballero fue encontrada malherida al llegar
al lugar de los hechos. Los servicios de asistencia no pudieron hacer nada por
ella. El otro ocupante, un hombre de cuarenta años aproximadamente, murió en el
acto. Como ve, no hemos encontrado ninguna prueba de que hubiera otro pasajero.
¿Está segura de que había otra persona en el coche?
Asentí levemente, incapaz de pronunciar palabra. Estaba
muerta. Muerta. ¡Muerta! ¡MUERTA! Sabía que el agente de policía seguía
hablándome, pero yo ya no escuchaba sus palabras ni entendía su significado.
Las lágrimas rodaban por mi cara como dos ríos imparables de agua salada. Oí el
portazo del hombre al salir y me desahogué por fin. Mi llanto inundó la
habitación rompiendo el silencio. Ya estaba. Se había terminado. Ya sabía la
verdad. Sin embargo, mi angustia no se iba del todo porque ahora Karen estaba
desaparecida. Y todo por mi culpa. Por querer romper las reglas de mi padre,
por abandonar la mansión, por participar en el estúpido concurso, por escuchar
a la traicionera de Karen y su magnífico plan. Por mi culpa, ahora estaba
tumbada en una cama de hospital lamentándome de perder lo poco que me
importaba. En el fondo, esperaba a que alguien entrara de nuevo y me diera el
esperado calmante, así me sumergiría en el mundo sin dolor. Pero mis ojos
seguían abiertos y lloraban mi pérdida. Jamás podría perdonarme lo que había
pasado. Jamás.
Nooo! Pobre Isabel, esta muerta! Y Karen, ha saber que ha hecho y adonde ha ido!
ResponderEliminarEs una verdadera pena sí T_T
EliminarHoy no podré poner el siguiente porque no tengo tiempo, pero lo publicaré mañana. Un beso Laura
Bueno, la verdad es que tampoco le había cogido mucho cariño a Isabel... Me disgusto mucho mas la partida de Samanta! Ah, y Karen... donde estará la muy perra?! Y yo soy medico!!! Pero tranquila, forense... Muajajajajajajajaja! Besos:)
ResponderEliminarTambién fue dura la partida de la niñera. Karen está en algún lugar de este planeta... ;) De momenti, espero no tener que necesitar de tus servicios Queen A jaja Besos ^^
EliminarNonononononononononoooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! POR QUEEE?!!!! POR QUEEEEEEEEEEE?!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarERES CRUEL!! MUY CRUEL... Una chica con laque puede confiar y va y te la cargas... Solo puedes hacer una cosa para que te perdone... que se besen Alan y Sheila!!! Siiiiii Y que se escapen de la mansion, huyan a l bosque y tenga muuuuchos hijos jajaja
Bueno, en el fondo me alegra que se muera el médico... pero que asco me daba!
Y Karen... donde se habrámetido?! Me encanta como escribees!!!!ç
Un besoo!
Gracias cereza ^^ Tiempo al tiempo, pero te prometo que pasará algo ;) A mí también me daba mucho asco el médico XD
EliminarPD. He terminado mi dibujo para el concurso de tu blog, así que te lo envío enseguida ;) Espero que te guste.
Un beso