Espero que os guste.
Por la tarde, debíamos atar un cabo suelto. Dicho cabo
pasaba de desapercibido la mayor parte del tiempo, pero podía ser un obstáculo
a tener en cuenta. Se trataba del médico de la mansión.
Jamás le había visto,
pues Samanta se encargaba de la tarea de curarme desde que tenía uso de memoria.
Me lo imaginé como una persona trajeada y más pendiente del papeleo que de sus
escasos pacientes. El típico estirado de corbata y traje impoluto que se
repeina con mucha gomina. Por eso mismo, me sorprendió ver su despacho cuando
fui de visita en compañía de la inseparable Isabel.
La habitación no era muy grande, pero tampoco necesitaba
mucho más espacio. Había una camilla al fondo y una mesa de escritorio junto a
la puerta con un viejo ordenador encima. El resto eran muebles con muchos
cajones donde, supuse, guardaba el material médico y demás. El hombre que nos
recibió vestía bata blanca, como muestra de buen médico, usaba gafas de color
negro y no tenía ni rastro de haber utilizado gomina en su vida (algo normal
teniendo en cuenta que era calvo como una bola de billar). Estreché la mano que
me ofrecía y luego me la limpié disimuladamente en mis pantalones. Además de
feo, sudoroso. Isabel no perdió su sonrisa mientras nos manteníamos de pie a
falta de una silla donde tomar asiento; aunque yo, al contrario, no intentaba
ocultar mi desagrado por la situación. No obstante, debía concentrarme. Aquel
hombre podía echar a perder todo nuestro plan solo por cumplir con su
obligación.
- Buenas tardes, señor. – comencé yo a hablar. – Me
presento, me llamo Sheila Johns y mi compañera es Isabel Caballero.
- Un placer, señoritas. ¿En qué puedo ayudarlas?
- Verá, debemos solucionar un pequeño asunto con usted,
pero, tranquilo, no le robaremos mucho tiempo. – Intentar ser simpática
mientras iba tejiendo un lazo alrededor de su cuello se me antojó raro e irreal
y; sin embargo, necesario. – Como ya sabrá cumplo años dentro de poco y he
decidido celebrarlo de una forma un tanto especial.
- Mis felicitaciones, señorita Sheila. – Rechiné los
dientes ante la fórmula de cortesía utilizada. ¿Tan difícil era llamar a
alguien por su nombre? Al margen de esto, me fijé en que parecía estar muy
nervioso, incluso empezaba a sudar goterones por toda la frente.
- Gracias. – El hombre no parecía darse cuenta de la
pérdida de líquidos, lo cual me dio más motivos para tachar la situación de
asquerosa. Si no se secaba la frente él mismo lo haría yo, pensé. – Seré
sincera con usted. Necesitamos que me haga un pequeño favor.
- ¡¿Otro?! – dijo el hombrecillo sorprendido. Movía las
manos sin parar y empezaba a ponerme nerviosa a mí. La chica buena estaba
perdiendo la paciencia e Isabel se dio cuenta, como siempre, de mi cambio de
actitud.
- ¿Acaso alguien más ha recurrido a usted por un motivo
similar? – le preguntó.
- ¿Yo? No sé nada. Se lo aseguro. - ¡Pero si lo había dicho
hacía unos segundos! - ¡Qué tarde es! Les ruego que me disculpen, debo salir un
momento.
- ¡Siéntese! – le ordené.
- Por favor. – completó Isabel.
- ¿Quién ha hablado con usted y qué le ha dicho?
- Nada… nadie – tartamudeó.
- Cualquier información nos sería útil, por favor. – pidió
Isabel con infinita educación.
- Lo siento, pero ella me pidió que no dijese nada.
- ¿Ella? – El médico se quedó boquiabierto al darse cuenta
de su equivocación. Una mujer le había pedido ayuda, algo relacionado con el
día fijado para ambos actos. Tuve una idea. ¿Quién si no sería? – Karen Sword.
- ¿La conocen? – ¡Bingo! Mi intuición funcionaba bien por
una vez. – Supongo que eso cambia las cosas. – Se recostó en su silla,
derrotado. ¿Qué le habría dicho Karen? – La señorita vino a verme hace unos
días y me pidió un favor para ese día, como han hecho ustedes. Sé que debí negarme, pero no
estoy acostumbrado a ver tanto dinero y…
- ¡¿Qué?! – A esas alturas, la actuación de Karen estaba
clara. La indignación sustituyó al desconcierto. Me hubiera quedado a
interrogar un poco más al médico sudoroso, sólo para averiguar más cosas sobre
Karen; no tuve ocasión.
- No se preocupe. Nosotras no se lo diremos a nadie, tiene
nuestra palabra. Gracias por su tiempo.
Isabel se encaminó hacia la puerta arrastrándome a mí
detrás; sin embargo, me quedaba una preguntita para el calvo:
- ¿Cuánto? – Comprendió lo que quería decir y agachó la
cabeza mientras aumentaba el ritmo del movimiento de sus manos.
- Preferiría no contestarle, pero digamos que podría no
trabajar en lo que queda de mes y el siguiente. – asentí con la cabeza,
entendiendo las dimensiones de la “propina”.
Karen me debía una explicación, pues había actuado a nuestras espaldas haciendo que yo quedase como una
estúpida. Además, ¿quién se creía para ir sobornando a los empleados?
El silencio se instaló entre nosotras
mientras hacíamos el viaje de vuelta. Me sentía demasiado enfadada como para
hablar sin gritar. Llegamos a mi habitación, pero yo continué mi camino
hasta la de Karen, situada unos metros más lejos, haciendo caso omiso de las
objeciones de Isabel. Llamé a la puerta varias veces, pero nadie me contestaba.
Insistí un poco más hasta que la misma Karen me abrió. Se quedó algo
sorprendida de verme allí y me aproveché de ese momento de confusión para
colarme en el interior de su cuarto, como solía hacer ella.
Chachi! Jajaja, me gusta mucho tu forma de relatar! Ah, y espero noticias del mayordomo guapo de ojos verdes (corazoncorazon)
ResponderEliminarPor cierto, capítulo 11 en mi blog! Besos:)
Gracias Queen A ^^ Pronto volverá a aparecer, tranquilidad ;)
EliminarEnseguida me paso a leerlo. Qué emoción!!! Un besazo
Esto promete! A ver que habra hecho Karen ahora! Y igual que Queen A, yo tambien quiero noticias del mmayordomo de ojos verdes y pelo azul!
ResponderEliminarMe alegro de que quieras leer el siguiente ^^ En cuanto al mayordomo, ya veréis, ya veréis jaja
EliminarPD. : ¿pelo azul? XD
Un beso Laura
Uy perdon, pelo negro xd es que cada vez que pienso en alguien con pelo negro siempre me lo imagino con ojos azules
EliminarOk, bueno también es una muy buena combinación ;)
EliminarMadre mía, me da la sensación de que Sheila va a darla un buen bofetón a Karen (que agresiva soy eh xDD) Me encanta :33
ResponderEliminarGracias ^^ Te puedo decir que ganas no le van a faltar ;) jaja
EliminarPero queasco me da el médicoooo!!! jajaja El capítulo es geniaal!! A ver si Sheila le da una buena a Karen... jaja
ResponderEliminarBesoos
Gracias cereza ^^ Sí, la verdad es que es un poco asquerosito jaja Besos
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