miércoles, 8 de agosto de 2012

Capítulo 18 (parte 2)

Hoy estamos que lo tiramos señores. Tenemos 2X1 en Si el tiempo llega tarde ;) Os dejo con la segunda mitad de esta conversación con la (generalmente por lo que leo en los comentarios) odiada Karen. Hoy me despido por segunda vez y última, pero antes, querría hacer una pequeña aclaración. Debería haberlo hecho antes y es una pequeña decepción, pero confío en que no me odiéis, al menos no mucho... A Henry me lo imaginé como alguien más bien mayor, de unos cincuenta años y no es el chico guapo de la historia (porque hay chico guapo ;)  Sorry :(


- Shhhhhhh – Karen empezó a hacer aspavientos para que me callara, pero lo llevaba claro si pensaba conseguirlo después de soltar semejante muestra de demencia adolescente.

- ¿Se puede saber en qué leches estás pensando? No pienso tropezarme “sin querer” por las escaleras porque tú te hayas empeñado en seguir con esto.

- Baja la voz, Sheila. Además, no te vas a “tropezar”. Te “tiraré” yo.

- ¡¿Perdona?! ¿Es que quieres matarme? – No sabía si reírme, tirarme por la terraza o estrangularla; no obstante, la última me resultaba bastante tentadora - ¡Estás como una auténtica cabra!

Esto era el colmo. No sabía ni cómo reaccionar al super plan de mi compañera. Había tantas cosas que podían salir mal que me había quedado totalmente en blanco. ¿De verdad quería que nuestra excusa fuera un accidente casero de tan considerable importancia? Comprendí que la única manera de disuadir a Karen era refutar su teoría y, para ello, necesitaría de toda mi concentración. Su plan nunca sería una opción. Jamás. Intenté reponerme de la sorpresa y el enfado para enfrentarme a ella con todas las posibilidades de ganar en nuestro juego de ingenio. Pero no tuve ocasión de empezar porque, previendo mi cambio de estrategia, Karen se adelantó a la jugada.

- Antes de que empieces a despotricar como una loca. – ¡Pero si la loca era ella! – Quiero que sepas que no será nada grave. Puro teatro. Además, te caes con tanta frecuencia que nadie se lo tomará como algo raro. – Y empezó a reírse con ganas. Lo dicho, como una cabra.

- ¿Cómo que no es algo…? Bueno da igual. – reculé ante la cara de burla de mi loca acompañante. – Se me ocurren muchas cosas malas que pueden ocurrir… Sin contar con que no  nos asegura una excusa creíble. Te recuerdo que yo tuve que bajar aun habiéndome caído el día anterior.

- Tienes razón, pero no era un acto público como lo será este.

- Donde yo soy la protagonista – puntualicé.

- No te creas tan importante. Si mi teoría es cierta, todo esto es por otra causa.

- ¿Una teoría? ¿Te basas en una teoría? Lo que me faltaba. ¿Y de qué se trata esta vez?

- No lo sé, – dijo entre dientes – pero es algo más importante que tu estúpido cumpleaños. Eso te lo aseguro.

- Muchas gracias. Siempre es un placer recibir tus cumplidos, Karen. – contesté de forma sarcástica. La situación no podía ser más ridícula, aunque lo preocupante era la cara seria de Karen. Estaba dispuesta a seguir, como ya me había demostrado antes  y para ello quería tirarme a mí por las escaleras.

- Cállate, ¿quieres? No seas tan quejica. Además, la culpa me la voy a llevar yo, así que… 

- Sí, pero estarás entera. Yo puedo romperme una pierna o… Mira, no quiero ni pensarlo. – la sola idea de hacerlo me recordaba a lo que pasó a orillas del río y mandaba una descarga eléctrica de miedo por todo mi cuerpo.

-  Te puedo asegurar que me juego mucho en esto. Más de lo que te piensas. – Por su cara, parecía estar diciendo la verdad. No era la primera vez que lo decía ni tampoco la primera en la cual me volvía a preguntar los verdaderos sus verdaderos motivos para hacer todo esto, pero me mordí la lengua. No era el momento.

- Muy bien, así que tu “plan” es tirarme por las escaleras, cargar con la culpa mientras yo me quedo en la cama y después, ¿qué? El objetivo es ir a Delois, no quedarnos aquí.

- Esa es la segunda parte de mi plan. – Genial. Había segunda parte y todo. Más me valía agarrarme porque se anunciaban curvas. – Podemos sobornar a alguien para que nos lleve o ir al hospital en el hipotético caso de salir algo mal. – Entendiendo por “mal” tener un accidente de verdad, supuse. – ¿Cuál prefieres?

- ¿De verdad tengo que elegir? Porque no me quedo con ninguna. - ¿Sobornar? Cada vez me daba más miedo lo que pudiera haber dentro de la cabeza de esa persona que estaba sentada tranquilamente sobre mi diván.

- Decidiré yo por ti, no te preocupes.

- ¡Déjalo ya, Karen! Esto no puede salir bien. ¡Acepta de una vez que es imposible!

De nuevo, unos golpes en la puerta me salvaron de su respuesta. Avancé por la habitación con gran enfado para ver quién era el afortunado visitante: Isabel.

- ¿Puedo pasar, Sheila? – preguntó en voz baja mientras estrujaba con nerviosismo el delantal. Asentí con la cabeza y la conduje hasta la terraza. Karen la miró con cara de pocos amigos, pero no demostró con palabras su desacuerdo. – Debo deciros algo muy importante. A ambas. He estado escuchando vuestra discusión y…

- ¿Así que has estado espiándonos? – la acusó Karen. A mí también me pareció algo extraño. Por lo normal, Isabel no hacía ese tipo de cosas, ni mucho menos a mi costa. Ella se dio cuenta de mi decepción, aunque no se disculpó. – Contesta, criada.

- Con el debido respeto, señorita Karen, cualquiera en cien metros a la redonda os podría haber escuchado. De todas formas, ese no es el motivo de mi interrupción. Debe saber, Karen, que estoy de acuerdo con usted. Su plan tiene algunos errores, pero podremos solucionarlo todo en pocos días, justo a tiempo para la fiesta.

- ¡¿Qué?!

La guinda del pastel venía vestida de uniforme negro y blanco, conpletando mi pesadilla. ¿Por qué se ponía de su parte? ¿Acaso no se daba cuenta de lo peligroso del objetivo de Karen? Había sido una especie de amiga para mí durante muchos días y, ahora, le daba la razón a la odiosa Sword cuando se trataba de que yo acabara lesionada. No lo entendía ni tampoco tenía sentido en mi cabeza. Analicé todos sus gestos y palabras en busca de alguna respuesta; sin embargo, solo descubrí un creciente nerviosismo y una gran determinación que parecían consumir las fuerzas de Isabel. A partir de entonces, escuché la conversación sin participar en ella, solo me dedicaba a vigilar a Isabel y negar con la cabeza cuando alguien se dirigía directamente a mí. Después, Karen se despidió y salió de la habitación con rapidez. El acuerdo estaba cerrado.

- ¿Sheila? – me llamó Isabel con voz vacilante, como si tuviera miedo de mi respuesta. Cuanta razón llevaba.

- ¡¿Por qué?! – no pude evitar estallar y soltar toda la tensión que guardaba dentro. Ella me conocía, sabía de mi relación con la irritante Karen y, aun así,  la apoyaba en ese plan suicida. Me había traicionado.

- Déjame que te lo explique, Sheila. – dijo atropelladamente – Supuse que Karen no daría su brazo a torcer y decidí intervenir.

- ¿Por qué? – repetí.

- Porque si os ayudo podré protegerte mejor. Me aseguraré de que no sufra daños en la caída escenificada y luego me encargaré de llevarlas hasta Delois sin contratiempos. Solo pido su colaboración para convencer al resto del servicio. Cuidaré de ti, Sheila. Te lo prometo.

Las lágrimas desbordaron por mis ojos y corrí a refugiarme entre sus brazos sintiéndome culpable a la vez que segura. Allí me quedé hasta que la tela del uniforme estuvo completamente mojada e Isabel me recordó que debía prepararme para la cena. Entre sollozos y algún que otro hipido, me arreglé para el encuentro en el comedor con un largo vestido granate que me dificultaba andar con normalidad. Evité mirarme al espejo por si aparecían los lazos para amargarme del todo la tarde. Me despedí de Isabel con un abrazo corto y un beso en la mejilla para luego encontrarme con mis escoltas particulares. Por el camino, no dejaba de pensar en mi criada porque había dejado de serlo, ya no podía tratarla como tal. Era mi amiga, mi único familiar en la inmensidad de la mansión y se lo agradecí de corazón.

2 comentarios:

  1. ME ENCANTA, no hay otras palabras! Estoy a punto de llorar, snif es tan bonito snif...
    Cómo que Henry tiene 50 años?!!!!! Por qué?!! POR QUÉ?! Te voy a perdonar porque has dicho que hay chico guapo, así que... yujuuuuuuuuuuuuuuuuuu hay chico guapooo!!!!!!! Bieeeeeeeeeeeeeeeeen!! jajaja
    Estoy ansiosa de leer el siguiente y de ver qué pasa con el pequeño ``accidente´´ y que es lo que se trae en manos karen... y como no de conocer al chico!!;)
    Un besazo!

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    1. Gracias cereza ^^ Siento mucho el malentendido en serio :( En un principio me replanteé cambiar la historia, pero al final no me cuadraban bien las cosas y me mantengo con mi idea principal. Hace falta un chico que alegre un poco esta historia ;) y llegará, llegará. Paciencia, por favor. Un beso muy fuerte y hasta el próximo capi!! :)

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