No supe qué contenía ese mensaje, pero fuera lo que fuera
no le había gustado para nada a mi padre. Después de echarme de su despacho a
gritos, le oí cómo tiraba algunos objetos contra la puerta con fuerza. Me alejé
de allí a paso rápido para poner toda la distancia de por medio posible. Una
vez cumplida mi tarea, regresé rápido a mi habitación con la idea de animar un
poco la aburrida charla con mis amigas, pero no iba a poder. Nada más entrar, me encontré con una
desagradable sorpresa.
- ¡¿Qué haces aquí, Karen?! ¡Deja de inmediato mi
ordenador!
Sentada en la silla de mi escritorio, Karen cotilleaba mi
ordenado que, por despiste, había dejado encendido. Se giró para verme, pero no
parecía sorprendida ni asustada de haber sido descubierta.
- ¿Qué te parece que hago? Estoy leyendo mi correo.
- ¿Y por qué no lo haces con tu ordenador?
- Pues porque el tuyo es mucho mejor. – contestó con
sencillez, como si coger prestado mi portátil fuera la cosa más normal del
mundo. – Pero ya que estás aquí, debo darte la enhorabuena. No todos los días
se es finalista en un concurso. Supongo que será importante para ti, aunque sea
tan patético. – Llevábamos ya varias semanas sin hablarnos y casi me había
olvidado de que seguía allí, pero su risa seguía molestándome solo como Karen sabía conseguir.
Así que no estaba mirando su correo, sino el mío.
Obviamente. ¿Para qué si no iba a colarse en mi habitación? Ahora que lo
pensaba, Samanta estaba en su cuarto cuando me enteré de la noticia, así que
debía de haberme escuchado también. “Nota mental: la próxima vez que consigas
ganar algo, no empieces a gritar como una loca”.
- Sal de aquí Karen. No te metas en mis asuntos.
- No.
- ¿Perdón? – Esto era ridículo. No era la primera vez que
Karen se negaba a marcharse de mi cuarto cuando se lo pedía; pero si no era por
las buenas, sería por las malas. Al fin podría morder a alguien.
- Verás, me necesitas.
- Cierto. Necesito que te largues de una vez.
Crucé los brazos sobre el pecho y me fui acercando. Sin
embargo, ella seguía tranquila y no parecía estar intimidada por mi actitud.
- Seguro que no te has dado cuenta del gran problema que
tienes.
- El problema lo vas a tener tú si no te vas – la amenacé.
- Lo que tú digas, Sheila. Como iba diciendo, ¿has pensado
en cómo llegarás a la ciudad? – Me quedé quieta en el sitio y Karen sonrió con
suficiencia. Tenía razón. No había pensado en ello. – Veo que no.
Empezó a reírse a carcajada limpia. No hacía falta que me
mirara al espejo para saber que debía de tener una cara de estúpida total. ¿Cómo
podía haber pasado por alto algo tan obvio? La ceremonia se celebraba en la
universidad de Delois, en el centro de la misma ciudad, ciudad que tenía
prohibido visitar. Estaba vigilada
durante prácticamente todo el día, así que no podía escaparme como si tal cosa.
Además, la ciudad quedaba muy lejos de la mansión y la única forma de llegar a
ella era a través de carretera. Preguntarle a mi padre estaba descartado desde
el principio, pero me di cuenta de que iba a necesitar ayuda. ¿Y Karen me la
ofrecía? Demasiado extraño.
- ¿Y por qué iba yo a aceptar tu ayuda en caso de
necesitarla? No es que me caigas muy bien precisamente.
- Comparto tu opinión, princesita. – La fulminé con la
mirada. – No te voy a contar mis motivos, lo siento. Deberás confiar en mi
palabra.
- Ja. Esa es buena. No me das motivos, Karen.
- ¿Qué te parece este? Si no colaboras conmigo en esto, le
contaré a tu padre lo del concurso. Pero no solo eso. Me convertiré en su espía
si hace falta y le diré todo lo que esos criados traidores no han hecho.
Veremos a ver cuántas veces a la semana puedes caerte accidentalmente por las
escaleras.
Abrí los ojos más de lo que hubiera considerado posible.
¿Por qué hacía todo esto? ¿Tanto necesitaba ayudarme? No. Por supuesto que no.
Pero, aun así, estaba dispuesta a arruinarme si no se salía con la suya. Tenía
razón en una cosa, con sus chivatazos pronto no podría levantarme de la cama.
Un escalofrío cruzó mi espina dorsal y estremeció todo mi cuerpo. No tenía
opción, ¿o sí?
- Mira Karen, puede que yo tenga cosas que perder, pero tú
también. ¿O acaso a tu padre no le interesará saber que te colaste en mi cuarto
a escondidas? Correré el rumor de que eres una vulgar ladrona entre el servicio
y los invitados. Pronto todos sabrán que te gusta coger cosas que no te
pertenecen.
- Inténtalo si quieres, pero te aseguro que tienes las de
perder. – Sus ojos se estrecharon y se tornaron fríos como el hielo. Ambas nos
mantuvimos sin movernos, en un pulso silencioso para ver quién cedía antes. No
estaba dispuesta a perder, aunque la partida ya estaba decidida desde el
principio. Si no aceptaba corría el riesgo, bastante seguro, de que Karen fuera
contando por ahí lo del concurso y mi intención de salir de allí, así como
todas las veces que rompiera alguna de las normas pos accidente.
- De acuerdo, Karen. Trabajaremos juntas en esto, pero te
advierto que si vuelves a tratarme como si fuera una estúpida o le cuentas a
alguien lo que vamos a hacer, cumpliré mi palabra. Me dan igual las
consecuencias.
- Tú misma. – se encogió de hombros y estrechó la mano que
yo le tendía. Nuestro trato estaba cerrado para bien o para mal.
Eran las ocho y media, por lo que nos despedimos para
darnos tiempo a prepararnos de cara a la cena, con la promesa de hablar a solas
al día siguiente.
Es GENIAAL
ResponderEliminarUyuyuyuuuy, esta Karen no megusta para nada, seguro,segurísimo que se trae al go entre manos... será ASQUEROSAAAAAAA!! jaja
Si es que el 16 mola muchísimo ;)
Un besazoo
Muchas gracias cereza! ^^ ¡Arriba el 16!XD Hmmm... ¿qué tramará, qué tramará?
EliminarOtro beso para ti :)
QUE QUEREMOS?! UN HIJO DE UN JARDIERO GUAPO!! CUANDO LO QUEREMOS?! YA!!! Me encanta esta historia, la sensación de agobio que describes, de enjaulamiento y de desesperación continua son increíbles, me identifico totalmente con ella, en numerosas ocasiones me siento así y no me faltan los ataques de furia... A ver si le das mas alegrías a mi amiga Sheila! No se, el hermano mayor de Karen (que será lo contrario a ella y ademas guapisisimo, con unos ojazos azules que te cagas y una boca muy sexy) o como ya he dicho antes, el hijo del jardinero con la piel morena y musculado de trabajar bajo el sol... No pueden faltar los ojos verdes como la hierba nueva... Ainsss que me enamoro de mi imaginación! A ver, el padre de Sheila es retrasado... Porque no le denuncia? O los criados, porque no le denuncian por malos tratos? Joder, esque le pega y le deja sin comer!! No es humano!! Yo me piraba de casa antes que aguantar eso... Y luego, la Karen esta toca melones... Mas le vale tener un hermano buenorro que conduzca una Harley Davidson y que toque la guitarra y que sea todo lo rebelde porque si no... Voy y la mato!!! Bueno, me parece que esta todo. Besos:)
ResponderEliminarTomo nota Queen A ;) y gracias por comentar!! ^^ Me alegro mucho de que te haya podido transmitir eso porque cuando escribes no siempre es fácil reflejar lo que piensa y sienten los personajes. Me doy cuenta de que no es una historia muy feliz, pero todo llegará ... Besos
EliminarEso, eso, estoy con vosotras que me encanta el romance y de momento aquí hay poquito ehh... Pero la historia estupenda, de verdad, y además la empecé hoy. Me falta mucho todavía.
EliminarBesos ;))
Bienvenida Mónica ^^ La verdad es que sí que te quedan bastantes capítulos por delante :P Pero espero que te gusten :) Hay romance ;) No podía faltar el romance jaja pero tarda en aparecer... :/
EliminarEspero verte a partir de ahora por aquí ;)
Besos
Pero esa Karen de que va!! Mirando por ahi el correo de los demas y con esa actitud que es para tirarle algo a la cara! Posiblemente algo pesado.
ResponderEliminarPero Queen A tiene razon, escribes genial y esos sentimientos los consigues describir perfectamente. Bueno, a saber que pasa mañana! Y sigo esperando por un chico guapisimo que aparezca, con suerte que tambien este en el concurso! xd
Mudhas gracias Laura ^^ Y yo os prometo que habrá chico guapísimo ;)
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