En la habitación, el trabajo continuaba, pero no había ni rastro ni de
Yolanda ni de Helen. Un poco decepcionada y sin la misma determinación que
antes, me senté en la silla de mi escritorio. De repente, me di cuenta de que
me estaban vigilando de cerca. No es que estuvieran quietos y mirándome
fijamente, pero sí me percaté de que dirigían miradas rápidas hacia mí. Miradas
que parecían no haber existido cuando levantaba la cabeza para comprobarlo. Me
sentía un poco inquieta por aquella atención generalizada tan repentina, pero
me abstuve de volver a gritarles. No se lo merecían. Pero no podía olvidarme de
esa sensación ni centrar mis pensamientos en otra cosa que no fueran esos ojos
observadores. Al final, mi curiosidad me pudo y me acerqué a un hombre que
estaba dejando reluciente el espejo de mi tocador.
- Disculpa, ¿por qué no dejáis de mirarme así? – El hombre,
sobresaltado, se dio la vuelta y se le cayó el bote de líquido limpiacristales
al suelo. Me agaché para recogerlo y se lo tendí amablemente. Una sonrisa
claramente forzada asomaba entre mis labios, pero al darme cuenta de que eso
era precisamente lo que hacía durante las comidas, desapareció. – Aquí tienes.
- Muchas gracias, señorita Sheila.
- Sheila. – corregí. El criado se me quedó mirando sin
comprender. Muchos imitaron su reacción. – Esto va para todos. Por favor,
llamadme Sheila. En esta habitación no hace falta que nos tratemos de usted.
¿De acuerdo? – dije alzando la voz ante la atenta mirada de todos los
presentes. Vi algunos gestos de desacuerdo y otros más felices y divertidos.
- Pero la norma de cortesía es… - continuó el hombre con el
limpiacristales.
- Me da igual. Cuando estéis dentro de estas cuatro paredes
me trataréis de tú y punto. Si lo prefieres, tómatelo como una orden. – bromeé, pero él pareció entenderlo como una
verdadero mandato y agachó la cabeza, lo que me recordó mucho a cuando un perro,
intimidado por otro, agacha las orejas y se retira cabizbajo con la cola entre
las piernas. Al parecer, imponía más respeto del que me hubiera pensado.
A partir de ese momento, el clima en la habitación pareció
relajarse. Los criados continuaban hablando entre ellos, pero dejaron de
ejercer su vigilancia sobre mí, para mi gran alivio. Además, al ser sólo tres,
el ruido era mucho más bajo que antes. Una de las criadas se acercó para
limpiar el escritorio y organizar los libros que había dejado tirados de
cualquier manera. Me levanté para dejarle más espacio, pero ella negó con la
cabeza y me hizo un gesto para que me volviera a sentar. Se trataba de una de
las veteranas y un rostro habitual entre el equipo de limpieza, como
demostraban sus manos callosas y su olor a lejía.
- Sheila, bonito nombre. – Lo dijo como si fuera un
pensamiento expresado en voz alta, sin dirigirlo a nadie en concreto. Ni
siquiera me estaba mirando. – Comparándolo, Helen es horrible. ¿No creesssss? –
Marcó tanto la ese final que no pude evitar esbozar una sonrisa.
- No creassss. Helen suena muy bien.
- Graciasssss. – respondió.
Al poco tiempo, me sorprendí hablando con ella como si
fuera una amiga más de toda la vida. Ni siquiera hablábamos de nada en
concreto. Pasábamos de hablar del tiempo a comentar el último modelito de
alguna de las huéspedes alojadas en la mansión. Me impresionó la cantidad de
nombres que conocía Helen, más de los que habría memorizado yo en toda mi vida. Parecía saber todo lo que pasaba en la mansión y estaba orgullosa de ello.
Al principio, me sentí fuera de lugar como si hablar con
ella fuera una gran equivocación y lo estuviera haciendo todo mal. Se reía
demasiado tarde de mis bromas o se apresuraba a llenar un espacio vacío con una
risa falsa y estrepitosa o un comentario claramente fuera de lugar. Teníamos
pocos temas en común, por no decir ninguno y, sin embargo, no parecía ser un
obstáculo para nosotras. Era como si simplemente estuviéramos retomando una
conversación a medias del día anterior, sólo que el día anterior para mí, ella
no existía. Fue ese pensamiento el que me hizo callar de repente mientras Helen
seguía esperando respuesta para una pregunta que ya no recordaba.
¿Estaría prohibido hablar con el servicio? Era una
posibilidad. Pero no iba a considerarla. Esta vez no. Por una vez, podía
relajarme y encontrar a alguien dispuesto a hablar conmigo, hacerme reír; y más
importante aún, alguien al que hablar y hacer reír. Llevaba muchos días sin
poder contactar con mis amigas. Ni Luz, ni Claudia ni Laura se conectaban al
Messenger ni respondían a mis correos. Me habían abandonado, como un perro en
vacaciones y gracias a Helen, no, gracias a Yolanda, había recuperado parte de
eso.
Nunca sería igual, pues mis amigas seguirían en mi recuerdo
por más que intentara fingir lo contrario. No obstante, no me sentía incómoda
con Helen. Ni siquiera tenía que esforzarme por llevar las riendas de la conversación,
pues varias sirvientas más se habían unido a nuestra charla. Bromeábamos, nos
reíamos, yo escuchaba y participaba más bien poco mientras ellas limpiaban y
limpiaban.
Al cabo de una hora la mayoría abandonaron la habitación
para dirigirse a la zona de las cocinas. Fue entonces cuando Isabel hizo su
entrada. Traía consigo un vestido azul cielo y blanco.
- Hola, Sheila. ¿Qué tal está?
- Las normas han cambiado, Isabel. ¿No lo sabías? – le
preguntó con gesto serio la criada con la cual había estado charlando momentos
antes. Isabel negó con la cabeza mientras fruncía el ceño, lo que me extrañó
por no ser habitual en ella. – Aquí se tutea. – dijo acompañando con un guiño.
Isabel me miró como diciendo: “¿Me he perdido algo?”, pero
yo me limité a encogerme de hombros y sonreír, divertida por el desconcierto de
mi amiga. Me tendió el vestido tras comprender que fuera lo que fuese, no se
trataba de nada malo y yo me deslicé hasta detrás del biombo, junto al tocador,
para vestirme. Estaba de tan buen humor que ni siquiera me importó tener que
llevar un gran lazo azul marino atado al cuello. Salí al pasillo cuando mis
guardaespaldas vinieron a buscarme. Su gran estatura y su corpulencia imponían
respeto y desconfianza, motivo por el cual no traté de hablarles como había
hecho con las criadas en mi cuarto. Aun así, cuando les vi mi cabeza no pensó:
“Ojalá no existieras”, más bien: “Estáis aquí de nuevo”. Comenzamos la misma
ruta de siempre en un silencio más tenso de lo normal cruzando los
interminables pasillos y bajando escaleras de todo tipo. Al llegar a la pesada
puerta del comedor, eché un último vistazo a mis escoltas que ya se retiraban
hacia sus respectivos puestos para seguir trabajando.
- Hasta luego. – me despedí.
Sólo uno de ellos se dio la
vuelta para contestarme.Tendría unos veinte años y unos impresionantes ojos verdes. El traje de mayordomo le daba un aire muy elegante y armonizaba perfectamente con sus cabellos negros.
- Hasta luego, Sheila. – Y antes de perderse por uno de los corredores sus labios formaron una sonrisa.
Me quedé mirando el pasillo por donde habían desaprecido sus ojos verdes y esa sonrisa encantadora. Después, abrí la puerta del comedor para enfrentarme a otra
batalla con mi irrefrenable lengua mientras me repetía una y otra vez que debía
sonreír y parecer entusiasmada con mi fiesta de cumpleaños. A pesar de mi buen
humor, acabé cansada y harta de contestar de buenas maneras a los comensales sentados a la mesa. Eran los efectos secundarios de esas comidas con tantas personas
sentadas a la mesa. Me quitaban la energía poco a poco hasta quedarme sin
hambre y el estómago revuelto. Al contrario de Karen, nunca llegaría a acostumbrarme,
lo había asumido.
SIIIIIIIIIII!!!!!! SIII SIIII SIII SIIIIIIIII!!!!!!!! Y ENCIMA TIENE OJOS VERDES!!!!!!!!! SIIIIIIIIIIIIIIIIIIYUJUUUUUUUUUUUUU!!!!!! Ala, ya me he quedado a gusto y he transmitido mi euforia! De verdad, esto es lo mejor que le ha pasado, descubrir los placeres del amoorrrrrrrrrr. Por favor, quenotenganoviaquenotenganoviaquenotenganovia! Una cosa mas, me parece genial el cambio de actitud que esta teniendo Sheila Y ADEMAS EL MAYORDOMO GUAPO LE HA TUTEADO!!!!!!! POR QUE NO SE HABIA FIJADO ANTES EN EL?!?!?! AAAAAAAHHHHHHHH MI CHICO DE OJOS VERDESSSSSSSSS. Ufffffff, ahora si que me he desahogado. Besos:)
ResponderEliminarGracias, Queen A :) Ya veo que te ha gustado ya XD Bueno me alegro mucho. Sheila es una persona que juzga a las demás muy rápidamente, así que este cambio yo creo que le vendrá bien. Muchos besos!!
EliminarBIEN!!! Por FIN aparece el misterioso chico, encima con cabello negro y ojos verdes! Tenia ganas de saber como actuaria Sheila cuando le gustase alguien y si se abriria un poco mas a la gente! No puedo esperar para el proximo Besos :D
ResponderEliminarjaja Estoy con vosotras en el fondo necesitábamos a un chico urgentemente en esta historia ;) Muchas gracias por leer mi historia Laura. Mañana publicaré el siguiente. Besos ^^
EliminarComo llevaba mucho tiempo de vacaciones no he podido leer mucho, pero ahora que he vuelto ya me he puesto al día. Ahí voy:
ResponderEliminarG-E-N-I-A-L así es como describiría esta historia.
La verdad es que yo estaba de acuerdo con Carmen, Sheila no me caía muy bien xD Pero ahora ya la he perdonado ;)
Y una cosa más... OJOS VERDES *-* yo también quiero un mayordomo con ojos verdes ^^
Nada más que decir, o bueno sí, ¡quiero el siguiente capítulo!
Un besazoo! :)
Muchas gracias Moon Light ^^ Si te soy sincera, creo que Sheila ha creado más simpatías de lo que esperaba XD Así que no me sorprende que me lo digas. Eso sí, creo que también se la puede perdonar un poco con estos últimos capítulos.
EliminarPor aquí hay mucha gente fan de los ojos verdes jaja Me gusta ^^ El siguiente ya está puesto y enseguida pondré la segunda parte del 22. Un beso Moon Light ;)
WIIIIIIIIIIIIIIIIIIIEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE!! SIIIIIIIIIIIIIIIIIIII!!! POR FIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIN!!!!!!
ResponderEliminarLOVE LOVE LOVE!!!!!!!!! Jajaja Mayordomo ojos verdespelo negro y sonrisa encantadora, me encantaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!! Seguro que se enamoran y se besaaaaaaaan!! Sisisisi! Que se beseeeeen!!!! Además le ha dicho hasta luego a Sheila!! Pero que monoo!!!
Me ha encantadoooooooooooooooooooo!!!! CHICO GUAPOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!
Un besoo
Cuánta emoción hay por aquí hoy! XD Bueno, me alegro de haber acertado con el personaje y espero que os siga gustando de aquí en adelante ^^ Un beso
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