lunes, 1 de abril de 2013

Capítulo 57

Hola de nuevo ^^ Llevaba mucho tiempo sin colgar un capítulo, ¿verdad? :S Lo siento mucho :( Creía que con las vacaciones tendría más tiempo para escribir, pero resulta que mi imaginación también se había ido de vacaciones. Os debía esto desde hace 3 semanas (no sé como no me habéis matado todavía... jaja) y os lo traigo junto con un anuncio ;)
No sé si os habéis dado cuenta, pero a partir de ahora, al final de cada capítulo os encontraréis con algo como esto:



Como supongo que se intuye, estos enlaces os permitirá ir al capítulo consecutivamente anterior o siguiente sin necesidad de que lo estéis buscando en la página de "Capítulos" ni en el historial. Espero que esto facilite la lectura, sobre todo a aquellas personas que quieran ponerse al día y tienen por delante muchos capítulos sin leer. Contadme si os parece una buena idea o no, please ;)


Aquí os dejo el capi, momento especial incluido :P Espero que os guste :) 


Cuando salimos al pasillo, empezamos a oír un extraño zumbido proveniente de la planta inferior. Miré extrañada a Alan, aunque él se limitó a tirar de mí hacia las escaleras. Aquel ruido fue aumentando de intensidad cada vez más y más. Las paredes vibraban casi imperceptiblemente y tuve miedo de que la cabaña se viniera abajo por culpa de aquel estruendo, ya que su equilibrio se veía seriamente amenazado incluso sin incentivos.
En cuanto pude ver los primeros rayos de la luz artificial de las lámparas, el ruido me golpeó en los oídos con fuerza, como una bofetada sonora; solo que ya no era un simple ruido, sino una horrorosa mezcla de gente gritando, comiendo, charlando, susurrando, golpeando, riéndose… ¡El bar estaba lleno! No podía creer que aquel lugar tan alejado de todo pudiera acoger a tanta gente de una vez. Y, entonces, descubrí la razón de tanto alboroto. Apoyada en una estantería de pino, se alzaba una delgada radio que escupía con toda la fuerza que podía la retransmisión de un partido de fútbol. Los clientes, hombres fornidos, ataviados con botas enormes y uniforme de cazador, se agolpaban en torno al aparato o movían las mesas para estar más cerca de él y poder, así, disfrutar de la participación en los insultos al árbitro. Alan fue sorteando a hombres y múltiples bandejas que danzaban de aquí para allá cargadas de comida y jarras de cerveza, hasta llegar a una aislada mesa, marginada del resto en una esquina tranquila. A nosotros no llegaban los comentarios del periodista, pues eran tapados por los inchas de los equipos reunidos.
Mi novio “Erik” fue a buscar al buen señor Paco mientras yo y mi estómago les esperábamos impacientes. Mentiría si dijera que no me daba miedo quedarme sola rodeaba de tanta testosterona emborrachándose, pero disimulé todo lo bien que pude y traté de  ignorar lo que pasaba a mi espalda. Fue un alivio, sin embargo,  comprobar que todas las escopetas descansaban apoyadas junto a la puerta de la taberna, suficientemente alejadas de mi esquina y de sus poseedores; aunque mayor fue mi alegría cuando vi aparecer a Alan y el tabernero con dos bandejas con comida y bebida respectivamente. Un dulce olor a cordero hizo rugir mis tripas de forma vergonzosa, mas nadie podía escucharlo. Mi boca comenzó a salivar nada más tener el plato delante de mí. Mi nariz intentaba embotarse con aquel delicioso aroma a carne asada. Incluso cerré por un momento los ojos para disfrutarlo mejor.
- Que aproveche, muchachos. Ya me diréis qué tal. – Nos guiñó un ojo socarrón y se fue bamboleando su barriga de vuelta a la cocina.
Rápidamente me abalancé sobre el tenedor y le hinqué el diente a mi ración. El cordero era, como había prometido Paco, el mejor que había probado hasta entonces. Ni siquiera el de la mansión se le podía comparar. Lo saboreé en mi paladar y después empecé a devorarlo bocado a bocado. Tras tantos días comiendo de latas recalentadas en la hoguera, di cuenta de mi plato en muy poco tiempo y, aunque casi me atraganto en un par de ocasiones, había merecido la pena porque por fin podía decir que estaba satisfechamente llena.
- ¿Sabes que das un poco de miedo cuando comes así? – me preguntó burlonamente Alan. Yo me sonrojé.
- Lo siento, es que tenía mucha hambre y el cordero estaba tan bueno… - intenté disculparme. Me acordé entonces del pobre Federico y sus tan importantes reglas de protocolo. Ni que yo fuera una cavernícola sin modales… Me enderecé en la silla y crucé sistemáticamente las piernas, profundamente avergonzada por mi actitud. – La próxima vez no pasará, lo prometo.
- No te disculpes, Sh… Isabel – se corrigió a tiempo. – Conmigo no tienes que fingir.
- Gracias. – Le sonreí tímidamente.
Traté de enlazar una conversación más o menos normal mientras Alan daba vueltas a la comida de su plato, aparentemente sin apetito, y yo ignoraba esos gestos deliberadamente. Últimamente notaba que comía cada vez menos; no onstante, aún no me había atrevido a preguntarle o a animarle a ingerir más alimento por su propio bien. Al fin y al cabo, a lo mejor eran imaginaciones mías y no debía preocuparme por algo tan nimio.
De repente, uno de los equipos marcó gol y el bar explotó de locura. Un largo y alto “gol” se extendió por la sala e hizo temblar el suelo. Me tapé los oídos ante el ensordecedor grito de euforia. Todos gritaban, se abrazaban con sus compañeros y agitaban el puño en alto. Todos excepto los seguidores del equipo contrario, que agachaban la cabeza y recibían palmaditas de consuelo en la espalda que me habrían tirado a mí de la silla. De la cocina salió Paco, quien corría diciendo: “¿Hemos marcado? ¿Hemos marcado?”. Un hombretón con espalda de armario ropero se acercó a él y se abrazaron amistosamente, de lo que deduje que el equipo de Paco, fuera cual fuera, era el aventajado. Poco después, el cocinero tuvo que volver a su cocina por un ligero olor a quemado, aunque lo hizo silbando alegremente y sin pinta de tener excesiva prisa. Descubrí entonces que Alan se había contagiado en parte de esa emoción y prestaba más atención al ambiente festivo del local. Sorprendida y, en parte ofendida por su desinterés por mí, intenté captar su atención elevando mi voz por encima de las numerosas conversaciones que se sucedían y devolvían una calma relativa al bar. Alan se dio cuenta de que intentaba decirle algo y me cogió de la mano para llevarme al exterior de la cabaña. Allí inspiré profundamente, contenta de poder estar de nuevo al aire libre.
- ¿Decías?
- Decía, - empecé, ya más tranquila, - que podríamos subir ya a la habitación. – “Antes de que nos coma esa masa enfebrecida de futboleros”, pensé para mis adentros.
Alan estuvo de acuerdo y volvimos a entrar. Le esperé al inicio de las escaleras mientras él se retrasaba un poco para avisar a Paco y ayudarle a recoger las bandejas de nuestra mesa. De pronto, un hombre un poco tambaleante se acercó a mí y se me quedó mirando de forma extraña. Desvié la vista, sintiendo como el corazón empezaba a acelerarse por mi nerviosismo. “Aquí nadie sabe quién eres”, me dije, “No tienes que temer nada”. Sin embargo, el borrachín seguía allí plantado observándome con una sonrisa bobalicona de la que le caía un poco de baba. Tragué en seco, deseando que Alan se diera más prisa.
Otro gol rompió la paz. La locura estalló por segunda vez, sólo que fue mucho peor que la anterior. Justo cuando ya había decidido que le esperaría arriba, el hombre me cogió de la muñeca violentamente. Me di la vuelta para zafarme de él, pero me tenía bien sujeta.
- ¡Suéltame! – grité.
- Eres muy guapa. – Le miré horrorizada y redoblé mis esfuerzos por alejarme de él. El tío comenzó a reírse con su apestoso aliento a alcohol. Reprimí una arcada de asco.
- ¡He dicho que me sueltes! – El miedo brotó de pronto, tan conocido y terrorífico como siempre. Mi pecho subía y bajaba tratando de hacer entrar el aire. Mi muñeca dolía, pero yo sólo podía concentrarme en huir corriendo. Y no podía. Me desesperé. No era suficientemente fuerte. No, nunca había sido fuerte. Mi mente se bloqueó por completo. - ¡ALAN!
- ¿Por qué gritas, preciosa? – Seguía diciendo el borracho mientras intentaba acercarme a él y yo ponía toda la distancia posible entre su cuerpo y el mío. Una lágrima resbaló por mi mejilla.
Como una flecha, Alan apareció y le dio un contundente puñetazo en el pómulo, consiguiendo liberarme de su presa. Se puso delante de mí, escondiéndome tras él.
- ¿Qué crees que haces, imbécil? Si vuelvo a verte tocarla, te juro que…
- Tranquilo, chico, – le dijo el mismo hombre que había celebrado junto a Paco el punto anterior. Agarró a Alan de su hombro sano y me dirigió una mirada serena. – yo me llevaré a este afuera. Encárgate tú de tu chica.
Alan se limitó a asentir y cogerme del codo para llevarme escaleras arriba. Mis piernas temblaban, así que el ascenso se convirtió en un auténtico desafío. Mi novio, en cambio, tuvo paciencia y me pasó el brazo por la espalda como apoyo para mi inestable cuerpo. Al llegar a la habitación de invitados, me dejó sentada en la cama y se puso en cuclillas justo delante de mí. Cogió mi rostro con su mano y me dijo:
- ¿Estás bien? - Asentí. Alan se sentó entonces a mi lado y pasó su brazo por mis hombros para acercarme a él. Posé mi cabeza en su hombro y respiré profundamente, tratando que el ritmo volviera a ser normal. – Siento no haberme dado cuenta antes, Sheila. Perdóname.
- No es culpa tuya. – Mis ojos escocían, pero retuve las lágrimas que prometían. Cerré mis párpados con fuerza y me agarré a su espalda. – Dios, Alan, te quiero tanto.
El corazón me dio un vuelco y me mordí el labio. Me había salido solo. El filtro que era mi cabeza se había quedado hecho pedazos, dejando sin control a declaraciones inapropiadas como aquella. Debería haber cerrado mi bocaza. Debería haberlo hecho; y no lo hice. Era estúpida, rematadamente tonta. ¿Nunca me cansaría de superarme a mí misma? Esas cosas no se deben decir así como así. No estaba bien…
Alan me dio un beso en la coronilla y apoyó su mejilla.
- Y yo a ti, Sheila.
Levanté la mirada para buscar la suya. La esmeralda de sus ojos brillaba como nunca, pero no podía creer que fuera verdad. Alan buscó mis labios y los unió con la ternura que le caracterizaba. Mis neuronas decidieron tomarse un descanso y, por un momento, no pensé, sólo sentí. Sentí sus labios, su mano en mi mejilla, la mía muerta a un lado, mi estómago lleno de bailarinas mariposas y mi corazón bombeando con fuerza. Sentí una felicidad extraña, una mezcla tan inverosímil de sentimientos que sólo podía sentirlos como una nube multicolor flotando por mis venas. Y, entonces, Alan rompió el beso y ambos sonreímos al mismo tiempo.
- ¿De verdad? – pregunté por obligación de mi mente en periodo de recuperación.
- Sí, Sheila.
Reí. Una nueva lágrima cayó de mis ojos mientras yo reía como una tonta. Besé a Alan con urgencia y él me dio la bienvenida con entusiasmo. Me quería. ¡ME QUERÍA! ¡Chúpate esa destino! Nos separamos para coger aire y nos quedamos frente a frente, mirándonos. Y yo le quería. Más de lo que nunca había creído posible. Definitivamente, debía estar soñando, pero ni siquiera eso me importaba.   
Unos golpecitos en la puerta rompieron aquel momento mágico. Me separé de Alan y llevé inconscientemente mis manos a mis rizos para intentar recolocarlo disimuladamente. Oí la risa de mi novio y volví a colocarlas en mi regazo. Mi pelo, misión imposible, ya era hora de ir reconociéndolo.
- Adelante.
Paco apareció en la puerta con un vaso de agua en la mano. Parecía realmente preocupado. Le sonreí para darle ánimos y él me devolvió el gesto con un poco más de confianza en sus ojos. Me tendió el vaso y se quedó allí plantado, sin saber muy bien qué hacer o decir.
- Javier ya se ha encargado de Mauricio. No creo que vuelva en una buena temporada. ¿Cómo estás tú, Isabel?
- Bien, Paco. No te preocupes y, por favor, dale las gracias a Javier – respondí con sinceridad. La verdad sea dicha, mi cabeza estaba pendiente de otro tema muy distinto, pero eso el buen señor Paco no lo podía saber.
- Bobadas. Aquí el único héroe es tu chico. ¡Madre mía! No sabía que alguien pudiera correr tanto. – De sus labios salió una risa al recordarlo. – Desde luego es un buen partido este muchacho, ¿eh?
Me giré hacia Alan y una sonrisa floreció en mis labios sin que yo tuviera que llamarla.
- Creo que sí.
- Bueno, amigos míos, será mejor que yo baje a vigilar a esos de ahí abajo. No sea que vuelvan a liarla…  Ah, por cierto, hay un baño al final del pasillo. El agua caliente no va muy bien, pero…
- Gracias por todo, Paco – le interrumpió Alan. Nuestro anfitrión se quedó parado a mitad de su frase, sorprendido por las palabras de mi chico; sin embargo, pronto recuperó su felicidad y su risa.
- De nada, hombre, para eso estamos.
- Buenas noches.
- Buenas noches.



13 comentarios:

  1. *-* Alan es increible, como ha salvado a Sh...Isabel y lo del beso,me he enamorado de el! y valla cerdo el Mauricio...Además comprendo muy bien a Isabel, yo tampoco encajo muy bien en el futbol!
    Capítulo increíble, futura escritora!
    Besos M.T

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    1. Alan el caballero andante... No suena mal XD No pensaba que el capítulo fuera a tomar ese camino cuando lo escribí, simplemente me salió la vena romántica sin darme cuenta :P En cuanto al fútbol, sí que sigo un poco las ligas y aunque no veo muchos partidos, sí me gusta ver alguno de vez en cuando. Eso sí, los de mi selección los veo todos y sufro un montón :S XD
      Gracias MT ^^
      Besos

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  2. Hace tiempo que no comentaba los capitulos pero este lo merece! Me encanta cuando ella dice "Chúpate esa destino!" me he reido bastante...
    Y lo de los capitulos me parece una gran idea!
    Besos

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    1. Me alegro verte de nuevo en los comentarios Rea ^^ Es una de mis partes preferidas también jaja
      Me alegro que te lo parezca :) Me di una buena paliza actualizándolos todos pero creo que será muy útil. Debería haberlo hecho antes :S
      Besos

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  3. Siiii por fin capítulo!!!! Bien!!!!!!
    Bueno después de esta euforia contenida mejor vamos al comentario en cuestión jaja
    La verdad es que creo que la espera mereció la pena porque el capitulo está genial, aunque te confieso que pensaba que el tal Mauricio le iba a hacer "algo" a la pobre Sheila, menos mal que apreció Alan al rescate, ya lo habré dicho otras veces pero son taaaan monos (ya podían vender un Alan en las tiendas yo lo compraría jaja)
    Lo de capítulo siguiente y anterior me parece buena idea, sobretodo para los que empiezan desde el principio la historia y tienen muchos capítulos por delante (como me pasó a mi)
    Bueno ahora a esperar hasta que publiques el siguiente ;)
    Besos :D

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    1. Muchas gracias Ana ^^
      Menos mal que estaba Alan, tú lo has dicho :)
      Ya estoy imaginando el anuncio y todo: Pon un Alan en tu vida ^^ jjajaj
      Espero que funcione bien lo de los enlaces a los capis :S Soy consciente de que son muchos capítulos y por eso os agradezco que aun así me sigáis :D
      Vosotros a esperar y yo a pensar en el siguiente ;)
      Besos

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  4. Oh...Que genial. Me ha gustado mucho.
    Ha sido un capítulo con mucha tensión... Pero nuestro héroe siempre llega. ¡Claro que sí! Ai, yo es que estoy enamorada de él, lo siento!!!!!!!!!!!!!! JAJAJAJA Bueno y de tu blog también, pero más de Alan... Sorry.
    Perfect, crispi.
    Espero el siguiente y siento haber estado ausente. He podido leer y subir capítulo.
    Un besito

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    1. POR CIERTO! Acabo de ver la nominación, jope muchas gracias, de verdad!!!!!!!!

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    2. Hols Jane ^^ Ya veo que aquí el grado de amor hacia Alan va subiendo con cada capítulo XD Bueno... tendré que conformarme con un segundo puesto... :P es broma jaja Por cierto, es un placer tenerte de vuelta. No sé si lo viste, pero te dejé un comentario en tu capi ;)
      Gracias a ti por tu historia Jane ^^
      Besos

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  5. Hola! El capitulo genial, me encanta Alan, es increible! Quiero el proximo capitulo ya! Por cierto, te he nominado en mi blog a los premios liebster, creo que te lo mereces, aunque has tenido un monton de nominaciones, espero que no te importe responder a mis preguntas!
    http://lagrimasdeperla.blogspot.com.es/2013/04/premio-liebster.html
    Muchos besos :)
    PD: Quiero el proximo capitulo ya!!

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    1. Muchas gracias Laura :) No me importa en absoluto ampliar la entrada. GRACIAS ^^
      Besos
      PD: No he podido escribir nada esta semana, a ver si puedo ponerme al día e intentar no tardar mucho en subirlo :S

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  6. Hola Crispi!!
    Ya tenia ganas de leer un capi tuyo!!
    Pero ha merecido la pena la espera!! Me encanta <3
    Menos mal que ha venido Alan!!! Ha habido mucha tensión pero los heroes siempre llegan jajaja!!
    Lo de cap anterior y cap siguiente me parece una buena idea!!
    Bueno felicitaciones por el capi! Que ha estado genial y a esperar al siguiente.

    Otra cosa: tambien te he nominado a un TAG de LJDH en mi blog! Te dejo el enlace:
    http://1perla1esperanza.blogspot.com.es/2013/04/tag-los-juegos-del-hambre.html


    Un besazo :D y gracias por subirlo

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    1. Hola Inés ^^
      Gracias por tu comentario ^^ Me alegro de que te haya gustado el capi :) Y también me alegro mucho de que me deis vuestra opinión sobre lo de los enlaces porque incluso cuando terminé de colocarlos no me convencía la idea. Ahora gracias a vosotros creo que hice lo mejor :)
      WOW muchas gracias por el TAG :D Entré ayer a tu blog para verlo. Hay que contestar a las preguntas, no? :S
      Por cierto, a ver si consigo ponerme al día de una vez con tu historia. Ayer ya la empecé. Cuando acabe te dejo un comentario ;)
      Besos

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