Hola, hola! Bienvenidos un día a más a Si el tiempo llega
tarde y, más concretamente a la sección de “Novata de bata blanca”, que tuvo su
primera entrega hace más de un año jajaja (os dejo el link aquí). Si os soy
100% sincera, me he pensado mucho si hacer esta entrada o no… De hecho, tenía
preparado otro capítulo ya escrito y listo para lanzarlo a la Internete, pero
finalmente no he podido mirar hacia otro lado cuando mi cabesita me pide que
hable sobre algo muy distinto. Sí, amigos míos, hoy la Medicina y yo nos
ponemos intensitos.
Para los que no lo sepáis, yo soy muy fan de twitter. La de
horas de procrastinación que tendré yo ahí acumuladas… jajaja El caso es que mi deformación profesional como estudiante de Medicina me ha llevado a seguir
varias cuentas relacionadas con el tema. La mayor parte de las veces esto me
deleita con memes de los que comparto con mis compañeros de carrera para
echarnos unas risas (nadie fuera del gremio les encuentra la gracia jajaja) Sin
embargo, si por algo es conocida esta red social es por los debates y polémicas
que saltan cada vez por tres y encienden a defensores y retractores por igual.
Y de eso va la cosa hoy.
En Diciembre del año pasado estalló un debate a raíz de una
ilustración de Mónica Lalanda (@mlalanda), cuya versión al completo os muestro aquí.
Para ser exactos, está basada en una campaña del NHS de hace unos años llamada “You can
choose better”, pero su significado sigue a día de hoy muy muy vigente; no en
vano las portadas de los periódicos han vuelto un año más a llenarse con titulares
sobre el colapso de las Urgencias con motivo de la epidemia de gripe.
Con esta viñeta, Mónica, junto con otros muchos
profesionales que se sumaron a su iniciativa, critica el mal uso de los
Servicios sanitarios, especialmente de Urgencias, pidiendo responsabilidad a
los ciudadanos que abusan de estas vías.
Y ahí fue cuando se prendió la mecha…
Porque, claro, con una Atención Primaria maltratada que no
puede atenderte en el tiempo adecuado y sin tener tú ni idea de por qué te
duele algo, ¿cómo no vas a ir al médico de Urgencias y que te lo explique o te
recete algo? ¿No es ése tu derecho como usuario de la Sanidad Pública?
Vamos a empezar a matizar y contrargumentar…
La Sanidad Pública de nuestro país es un privilegio que muchas
veces damos por supuesto y, en consecuencia, no lo cuidamos como deberíamos. A
fin de cuentas, los derechos no están exentos de responsabilidad, pero ése es
un detalle que se nos suele olvidar a menudo. Con esto en mente, es deber del
usuario utilizar los recursos en consecuencia y saber que un resfriado común no
es motivo para colapsar los ya hasta los topes servicios de Urgencias. Porque
esto es una realidad que se repite continuamente. Yo misma, que actualmente me encuentro rotando por Traumatología, he visto con mis
propios ojitos pacientes en las consultas que ni siquiera deberían estar
ahí…
Tampoco puedo entender cómo todavía hay pacientes que se
quejan del tiempo de espera alegando que alguien que llegó más tarde que ellos
es atendido primero. Así que, desde mi pequeño rincón del mundo, aclararé desde
ya una de las reglas fundamentales de las Urgencias: no se atiende por orden de
llegada sino por orden de gravedad. Aquel que tenga un problema más grave o
urgente es el que es atendido antes. Fácil y sencillo.
Por eso el triaje, es decir, el proceso por el cual se criba
o filtra a los pacientes para asignarles una prioridad u otra, es tan
importante. Aun así, ha sido utilizado estos días también como uno de los
argumentos para animar a los usuarios a ir a Urgencias con total libertad. Esto
es porque, si ya hay alguien en el hospital que se encarga de que la persona
que tiene un infarto pase primero, ¿por qué no voy yo a acudir y que una vez
allí me organicen, aunque sea a costa de ser atendido más tarde? No les estaría
quitando el hueco a esas personas que más lo necesitan, ¿no?
No obstante, ambos pasamos por la burocracia y las colas, es
decir, como muestra la imagen (ubicada de por sí en el triaje), el infarto igualmente tarda mucho más en ser
filtrado y atendido, sobre todo si lo ponemos en el contexto de un momento de
sobrecarga del sistema.
Al final, todo esto se reduce a un concepto bioético muy
claro: principio de justicia o del reparto justo de los recursos. Tenemos lo
que tenemos (lo que nos han dejado tener…) y debemos asegurarnos no de que todo
el mundo reciba lo mismo, sino de que todos reciban de forma equitativa y
proporcional lo que necesitan. Los recursos que se destinan a una persona no se
pueden destinar a otra. Tu puesto en Urgencias es un puesto que no le pueden
dar a otra persona. Puede sonar cruel o frívolo, pero es una realidad que no
podemos obviar. Si lo hiciéramos, no estaríamos siendo buenos profesionales ni
ayudando al correcto funcionamiento de todo el sistema.
Sinceramente, mi inexperiencia me impide ni siquiera sugerir
cuál podría ser la solución de todo esto… Soy consciente de que estoy
metiéndome en un debate del que puede que no salgamos nunca y para cuyo
análisis, si os soy sincera, no sé si estoy preparada aún…
Hay quienes no ven con buenos ojos el término de “abuso” de
los servicio sanitarios porque entienden que es un ataque directo a los
usuarios y, aunque estoy convencida de que tal práctica existe por parte de un
porcentaje de la población, no podemos gastar nuestras energías en buscar
culpables sin mirarnos también a nosotros mismos en el espejo. Como profesioniales de la salud es nuestra misión
realizar educación sanitaria para la población y explicar por qué hacemos lo
que hacemos y por qué es importante hacerlo. El empoderamiento del paciente y de
su autocuidado no es porque queramos quitarnos trabajo, sino porque es una parte
clave en el manejo y la prevención de numerosos procesos, así como de la
expectativa de vida. Otro día quizás deberíamos abrir otro debate sobre las expectativas y la idea de Salud que tiene la población.
En cuanto a la educación sanitaria, supongo que el hecho de
que la Medicina caiga en el saco de las ciencias no nos ayuda… Esa asignatura
que nos han hecho creer que es tan difícil… Y claro, lo médicos nos quejamos
(me voy a incluir aquí como si no quiere la cosa…) de los mitos y lo malos que
son nuestros pacientes por no hacernos caso nunca, cuando, aunque siempre hay
pequeñas verdades en todos los puntos de vista de una misma historia, es
innegable que no es suficiente con saber mucho, sino que también hay que saber
expresarlo y comunicarlo adecuadamente. En definitiva, convencer.
Estamos muy lejos de disfrutar de un sistema perfecto y
tanto los pacientes como los profesionales de la salud lo sufrimos día a día.
Ojalá pudiéramos disponer de unas urgencias en Atención Primaria más reforzadas
o, dicho sea de paso, una Atención Primaria en todo su conjunto más preparada y
con más recursos. Pero, hasta entonces, deberíamos cooperar juntos para salir
adelante sin malgastar nuestras energías en tirarnos los trastos a la cabeza los unos a los otros.
No sé… como estudiante que puede que en el futuro se haga Médico de
Familia quiero dejar aquí mi pequeño comentario y que sea el mundo
el que recoja el guante.
¿Vosotros qué pensáis? ¿Abrimos conversación en los
comentarios? ¿Alguna anécdota o historia que queráis compartir? Quizás aprendamos un poco
los unos de los otros :)
Hasta pronto!!
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